Que idea tan loca la de que todo está en el mundo de dos en dos. Cada cosa con su opuesto. Cada Donctor Jecklyll con su Mister Hyde.
Porque el mundo en el que vivimos es un enorme Yin y Yang: dos partes que configuran un todo único e invisible. Dos mitades que se pueden diferenciar únicamente para comprenderlas, pero que no tienen existencia independiente.
¿Cómo podríamos percibir nuestras partes más fuertes si no existieran, dentro de nosotros, debilidades?
¿Cómo podriamos aprender sin nuestra ignorancia?
¿Cómo podríamos ser hombres o mujeres si no existieran hombres y mujeres?
Y, aun más, ¿cómo pensar que nacemos siendo cien por cien niños o niñas si llevamos en cada celula de nuestro cuerpo un cincuenta por ciento de informacion de un sexo y un cincuenta por ciento de informacion del otro?
Todas nuestras cualidades, condiciones, virtudes y defectos están en nosotros, emparejados con sus correspondientes opuestos. Ninguno de nosotros es sólo bueno, ni sólo inteligente, ni sólo valiente. Nuestra bondad, inteligencia y valentía coexisten siempre con nuestra maldad, con nuestra estupidez y con nuestra cobardía.

No hay comentarios:
Publicar un comentario