Si fueramos capaces tan solo de entreabrir las puertas de cada intimidad, no encontrariamos un solo corazon donde no habite la tristeza, el temor o la desolacion. Sufre el pobre por ser pobre, sufre el rico por ser rico, sufre el joven por ser joven, sufre el anciano por ser anciano. ¡Sufrir!, he aqui el manjar que nunca falta en el convite de la vida.
Ignacio Larrañaga.
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